IU, Podemos, CUP, Movimientos Sociales… ¡GANEMOS!

Asamblea del 15-M en Sol, Madrid. FERNANDO SÁNCHEZ
Por un frente único desde la base que ponga fin al capitalismo mediante una verdadera alternativa socialista

23/09/2014, Editorial del número de septiembre de "La Brecha", periódico de Socialismo Revolucionario.

Han pasado poco más de 3 meses desde las elecciones europeas que supusieron un verdadero terremoto político en el estado español. Éstas profundizaron enormemente la crisis del bipartidismo, lo que refleja como la crisis capitalista tiende a desmantelar el statu quo político aquí e internacionalmente. Con la hegemonía de PP y PSOE más los partidos nacionales del sistema (CiU, PNV, CC, etc.), el gran capital y la Troika han conseguido mantener la dictadura de los mercados de forma estable.


La izquierda real y los movimientos obreros y sociales todavía no hemos podido derrocar esta hegemonía política, pero al menos hemos podido hacerles mucho más complicado garantizar el poder político de sus títeres. Las discusiones y debates ahora tienen que centrarse en cómo dar el siguiente paso y acabar con el bipartidismo y con el sistema que fue diseñado para defender.

¿Qué representa la irrupción de Podemos?

La principal novedad en el terreno político es la irrupción de Podemos, que desde su impresionante entrada en las elecciones europeas ha ido creciendo aún más en términos de su apoyo y proyección. Su avance es muy bienvenido, no solo porque, junto al crecimiento electoral de IU y la izquierda independentista, debilita al bipartidismo y coloca a la izquierda por primera vez en una posición cerca de superar el bipartidismo. Es también bienvenido por que supone un castigo a lo que la izquierda tradicional ha hecho y está haciendo mal. Muestra que en algunos aspectos muy importantes, los trabajadores y jóvenes buscando alternativas se identifican con posturas más radicales que los que han pretendido representarles.

No cabe duda de que el surgimiento de Podemos tiene algo que ver con la política equivocada de la cúpula de la izquierda y el movimiento obrero (incluyendo a gran parte de la dirección de Izquierda Unida) que no ha sabido aprovechar las muchas oportunidades que los últimos años les han dado. Refleja que, para crecer como hace falta y atraer a las nuevas capas de masas que se interesan y se involucran en la acción política y social, ya no sirve la política de pactos o el funcionamiento burocrático que hemos habitualmente denunciado desde las páginas de La Brecha.

La cúpula de IU paga por sus errores

Esto muestra que los debates sobre el gobierno con el PSOE en Andalucía, o sobre si elegir candidatos de forma abierta y democrática no son debates abstractos sino que tienen una repercusión real en el destino de las formaciones de izquierda. Que los errores en estos aspectos, y muchos otros similares, limitan nuestro avance y siembran el potencial fracaso.

Estos debates (en realidad, entre un enfoque reformista de pactos y maniobras dentro del sistema y uno más de ruptura con el sistema) han tenido lugar a lo largo de los últimos años por toda la izquierda, especialmente en el seno de IU. Y no es accidental que este debate llegó a su punto más intenso hasta ahora durante las preparaciones de la candidatura a las europeas, que asistió al surgimiento de Podemos. Entonces, buena parte de la organización (la mayoría en muchos casos) apostó por un cambio para abrir IU a la participación de las capas amplias de trabajadores y jóvenes en lucha y tomar un giro a la izquierda. La imposición del burocratismo de siempre por la dirección de IU y del PCE fue el mejor regalo posible para Podemos. Los desarrollos actuales seguramente serán un catalizador para que sean cada vez más los militantes de IU que saquen conclusiones más radicales sobre la transformación necesaria de la organización y su política. Hace falta organizarse al nivel interno para conseguir esta transformación.

Sin embargo, tampoco podemos caer en la trampa de tener ilusiones en que todo en Podemos sea perfecto. Para conseguir el involucramiento democrático de las masas trabajadoras en la política, es preciso ofrecer mecanismos para que éstas puedan realmente activarse y tomar las riendas del movimiento, siendo los que discutan, elaboren y decidan sobre lo que el movimiento hace y defiende. Aunque los medios electrónicos, Internet, etc. pueden ser útiles de alguna forma en la vida interna de una organización, sólo la participación en una consulta por internet no da un protagonismo real a la base de un movimiento.

Se ha se conseguir que más allá de un ‘clic’, la gente se entusiasme por tener un protagonismo real y activo en el movimiento, como activistas, organizadores, militantes, que piensan y se forman políticamente. Por eso, es esencial la formación y extensión de los ‘círculos’ de Podemos, y su vinculación democrática a través de coordinadoras a nivel regional y estatal cuyas portavoces sean elegidos y revocables. Solo así se pueden superar los obstáculos, tanto burocráticos como “personalistas”, que dificultan el funcionamiento democrático.

Para los socialistas y marxistas revolucionarios, no es cuestión de apoyar una rama u otra de la izquierda alternativa contra los demás, sino de intervenir en todos los espacios de acción donde se debata una alternativa al capitalismo para – a la vez que defendemos la unidad - popularizar la perspectiva de una salida socialista revolucionaria de la crisis, sobre la base del internacionalismo obrero.

Luchar desde abajo por un frente único para ganar

Es hora de mirar hacia adelante. En el plano electoral (que NO es el más importante), unidas, las fuerzas de IU, Podemos, las CUP, Bildu, etc, ya están en disposición de superar al bipartidismo e ir a por la mayoría. Dada esta situación no defender la unidad se convierte en una posición muy dañina, hasta criminal. Más allá de las diferencias (muy importantes) que existen, se trata de colocar la superación del régimen político de la Transición dentro del alcance de nuestra clase. Un frente único de estas organizaciones, junto con los movimientos sociales y sindicales, nunca ha sido más necesario.

Pero más allá de defender esta unidad, hay todo un debate sobre en qué debe basarse para su construcción. Ésta no debe ser por imposiciones, maniobras o meros “acuerdos de cúpula”. Se ha de empezar ahora, en cada localidad, convocando reuniones y asambleas abiertas para debatir los detalles de una plataforma unitaria de izquierdas. En ellas deben participar activistas de todas las organizaciones de izquierda y movimientos sociales.

Las elecciones municipales y autonómicas pueden ser un ensayo muy importante en este sentido. Iniciativas como ‘Guanyem’ en Barcelona y otras parecidas pueden construir ejemplos de lo que se puede hacer a nivel estatal en el futuro.

La prioridad del programa. Por una política socialista revolucionaria.

Con tanta discusión, muy necesaria, sobre como estructurarnos y unirnos, es importante que no nos olvidemos de la importancia de la política/programa en la lucha por superar los problemas actuales y la crisis del capitalismo. El régimen político y social que se estableció después de la Transición se ha mostrado incapaz de solucionar estos problemas precisamente porque no ha tratado las raíces del sistema de explotación capitalista – la propiedad de unos pocos de las palancas fundamentales de la economía.


Un gobierno de izquierdas – de la clase trabajadora - hoy día, con la crisis mundial y reino de la Troika con su receta única de austeridad, sacrificios y recortes, solo podría dar vuelta a la situación tomando medidas para romper con la Troika y el régimen de 78. Esto pasaría por respetar de una vez por todas el derecho a la autodeterminación, repudiar la deuda y nacionalizar bajo control democrático la banca y sectores claves de la economía. SR lucha por esta perspectiva, en el marco de una lucha internacional para conseguir el socialismo revolucionario y democrático a nivel europeo y mundial