07/09/2011, R. Mac, Socialismo Revolucionario Barcelona
La crisis económica capitalista es honda y se agrava a un ritmo diario, con el caos en los mercados internacionales y una incertidumbre endémica, de cara al futuro. Esta crisis, parece ahondarse, y se espera que seamos nosotros quienes terminemos pagándola. La reacción, ante esta situación miserable, ha comenzado, y se prolonga, con el movimiento 15-M. Esta respuesta debe intensificarse. Pero, ¿cómo podrían los trabajadores, los jóvenes y los desempleados responder a la llegada de las elecciones del 22 de Noviembre?
Para nosotros, está muy claro que ni el PP ni el PSOE tienen las respuestas. Ellos son caras diferentes de la misma moneda capitalista. El PSOE quiere fingir una fachada amistosa con los obreros, pero éstos no van a olvidar sus paquetes de austeridad, favorables al mercado. El PP continuará con las mismas políticas, pero de un modo incluso más brutal, incluyendo una retórica racista, nacionalista y anti-inmigrantes. Cualquier nuevo gobierno probablemente se enfrentará a grandes problemas inmediatamente, debido a que poseen la misma clase de respuestas fundamentales a la crisis, lo que dará lugar, como resultado inevitable, al agravamiento de la situación económica y conducirá a nuevos conflictos de clase. Los planes de austeridad, el endeudamiento y el desempleo serán los temas fundamentales en estas elecciones. La experiencia de la crisis en Europa muestra que las medidas de austeridad no van a resolver la crisis de endeudamiento, o generar la creación de nuevos puestos de empleo, ni un crecimiento en la economía. Según nuestra perspectiva, la única forma duradera de solucionar este tipo de cuestiones favoreciendo a la clase obrera, es adoptando un programa cuya finalidad sea la ruptura con la dictadura de los mercados, que es la causa principal de esta situación desastrosa. Cualquier reforma progresista conseguida en un futuro, será producto de luchas masivas.
Por una opción realmente democrática en las elecciones
El actual sistema parlamentario, está diseñado para favorecer los intereses del capitalismo. A cada paso, surgen obstáculos que dificultan a los trabajadores el acceso a estas instituciones "democráticas" en favor de sus intereses. El reciente cambio de la ley para dificultar aún más la representación de partidos pequeños es una prueba más en este sentido, al igual que la propuesta de PSOE y PP de "ilegalizar déficits" como una forma de institucionalizar el neo-liberalismo descarado.
Las Acampadas y asambleas reflejaron el deseo de un buen sector de gente ordinaria de tomar decisiones respecto a sus problemas cotidianos, no limitándose a votar alrededor de una vez cada cuatro años por alguien que ni siquiera te merece confianza. ¡He aquí el eje central de lo que necesitamos!
El 15-M es un nuevo movimiento de jóvenes con muchas posibilidades. Necesita seguir construyéndose, especialmente, si se vincula con los trabajadores, los sindicatos, y con otras luchas que irán teniendo lugar. ¿Cómo pueden los trabajadores valerse de las elecciones para impulsar una alternativa real al sistema bipartidista? Si bien, el 15-M ha demostrado que los acontecimientos en las calles pueden ser mucho más decisivos que las elecciones, nosotros defendemos que la discusión en torno a las elecciones puede ser usada para introducir el mensaje del movimiento en el discurso público.
IU ha hecho un llamamiento por una "gran coalición" en las elecciones. Pero, desafortunadamente, las experiencias de "coalición" de IU se han limitado a apoyar ayuntamientos del PSOE, y montar candidaturas electorales con elementos "verdes" que a cada paso llegan a compromisos con el capitalismo. Si bien, una coalición de fuerzas anticapitalsitas de izquierda, es algo que defendemos, no se puede construir partiendo de dichas políticas. Por este motivo, IU es visto por muchos como parte del actual sistema político. Sólo si se adopta un programa consistente de ruptura con el capitalismo, basado en luchas y movimientos como el 15-M, puede evolucionar en un sentido acertado.
La organización internacional a la que pertenece Socialismo Revolucionario, el Comité por una Internacional de los Trabajadores, ha demostrado que se puede tener como válidos representantes a personas que no se vendan ni caigan en el juego de los partidos capitalistas. En todo el mundo, tenemos concejales, 2 diputados en el parlamento irlandés e incluso un eurodiputado que, una vez elegidos, sólo aceptan el salario de un obrero, al igual que las personas a las que representan. Entonces, usan sus posiciones parlamentarias y en los ayuntamientos para construir el movimiento en la calle y luchar por cada posible reforma, utilizando dicha posición como una plataforma para acabar con el capitalismo. Ésta debe ser la posición del 15-M, los trabajadores españoles y la juventud hacia el proceso electoral en curso.
Construir un frente anticapitalista en las elecciones
Socialismo Revolucionario reivindica la formación de un Frente Anticapitalista para las elecciones. No como un fin en sí mismo sino como unidad entre distintas fuerzas políticas y sociales, a fin de construir un movimiento capaz de desafiar al capitalismo. Un frente común alrededor de un programa común para las elecciones, podría desarrollarse organizativamente en el futuro, y constituir la base para una nueva alternativa política de masas, que debería ser plenamente democrática y permitir por entero la existencia de diferentes grupos en su seno.
Defendemos la presentación conjunta de candidatos bajo una misma bandera de lucha procedentes de diferentes trasfondos políticos, tradiciones y movimientos, incluyendo activistas del 15-M, activistas sindicales, activistas de IU, y activistas y organizaciones anticapitalistas ya existentes. Estos candidatos deberían rendir cuentas, a su vez, ante los trabajadores y la juventud en lucha. Asambleas locales y de centros de trabajo deberían discutir democráticamente y elegir candidatos para presentarse, como parte de un frente anticapitalista amplio, según un programa pactado.
¿Qué tipo de programa se necesita?
Reivindicamos un programa de unidad por un Frente Anticapitalista que incluya las siguientes demandas:
-No a la privatización, y reversión de las medidas de austeridad
-No a los recortes, no más desahucios,
-No al pago de la deuda de los banqueros,
-No participar en coaliciones y pactos con partidos capitalistas.
-¡Basta de corrupción política! Que los representantes se queden sólo el sueldo medio de los trabajadores a los que representan, y sometan sus cuentas al control de todo el electorado.
-¡No a la ley electoral ni al sistema bipartidista! Por una asamblea constituyente genuinamente democrática, bajo control de asambleas democráticas de gente trabajadora.
-Por una alternativa de propiedad y control público democrático de bancos y sectores estratégicos de la economía, a la crisis capitalista y los planes de austeridad.
Los representantes y organizaciones existentes deberían ser juzgados por lo que han hecho, no por lo que dicen que harán. Pero por encima de todo estos representantes deberían apoyar la construcción de un movimiento en la base en torno a propuestas del tipo de las expuestas arriba. Unido a esta perspectiva, el 15-M debe construirse como un movimiento de masas democrático, con estructuras representativas democráticas en cada comunidad, centro de trabajo y centro educativo, con entero control desde abajo y derecho a revocación, vinculándose a nivel regional y estatal.
¡No esperes a las elecciones, lucha ahora en tu comunidad y tu centro de trabajo!
¡Necesitamos construir desde abajo la convocatoria de una huelga general contra los planes de austeridad como primer paso!
Hemos de luchar por una democracia real en los sindicatos, para romper el control de los líderes vendidos y transformar los sindicatos en instrumentos reales de lucha para nuestra clase.
También utilizaremos las elecciones para promover las ideas de una genuina democracia socialista, y de la lucha por un gobierno de la población trabajadora, y una sociedad genuinamente socialista, que incluya la necesidad de nacionalizar los bancos y grandes compañías bajo un genuino control de los trabajadores.